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lunes, 30 de enero de 2012

La carne de cerdo en la dieta: mitos y verdades

La carne de cerdo es una de las más consumidas alrededor del mundo, no obstante ha ocupado un lugar secundario dentro de la alimentación saludable, por considerársele tradicionalmente muy alta en grasa.

La carne de cerdo ha estado rodeada de muchos mitos, al punto que algunas religiones prohiben su consumo y muchos consumidores tienen una percepción equivocada respecto a su valor nutricional, al considerarla un producto de baja calidad nutricional, poco saludable y susceptible de provocar obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Aunque existen algunas enfermedades asociadas al consumo de carne de cerdo (como triquinosis y escorbuto), hoy en día se sabe que puede ser beneficiosa al organismo e incluso ayudar a mejorar y/o prevenir ciertas enfermedades.

Actualmente se ha logrado reducir la grasa de esta carne casi en un 30%, por lo que algunos expertos en nutrición están recomendando incorporarla en la alimentación diaria de forma regular.

Se estima que 100 gramos de carne de cerdo o porcina cubren las recomendaciones de ingesta diaria: 7% de hierro, 11% de potasio, 6% de magnesio y, 15% de zinc.

La carne de cerdo es también fuente de
fósforo y baja en sodio por lo que es un alimento apto para personas hipertensas o con trastornos de anemia. Esta carne es rica en vitamina B1, aportando de 8 a 10 veces más que el resto de carnes.

En cuanto a su valor calórico, 100 gramos de carne de cerdo aportan aproximadamente 110 calorías, menos que las que aporta una hamburguesa (240 calorías).

Algunas de las principales cualidades nutricionales de la carne de cerdo son:

Es rica en ácidos grasos monoinsaturados (como el
ácido oleico), los cuales contribuyen a reducir los niveles de colesterol malo (LDL) y aumentar el colesterol bueno (HDL).

Al igual que los peces, la carne de cerdo posee
Omega 3, un nutriente indispensable para el correcto desarrollo del cerebro, los nervios y ojos durante el embarazo y la infancia. Se sabe que también previene el infarto al reducir el riesgo de anormalidades cardíacas, disminuye modestamente la presión arterial y mejora los síntomas de algunas enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoidea y la psoriasis.

Pero además de sus cualidades nutricionales, la variedad de cortes y la versatilidad de la carne de cerdo, permite realizar con ella diferentes y sabrosos platillos que atienden a las necesidades de un menú moderno.

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